Ahora toca hablar de los compositores.
Empezamos con Pedro Gamez Laserna, uno de los mejores compositores sin duda, os adjunto un poco de su vida y de sus composiciones.
BIOGRAFIA
Antes de arribar en Sevilla en 1957, Gámez Laserna, d. Pedro, así procede llamarle en razón al rango militar y humano que siempre ostentó, desarrolló una intensa y nada trivial trayectoria como alumno y músico hasta su ingreso en el cuerpo nacional de directores militares. En los años veinte entró a formar parte de la Música del Regimiento de Infantería de la Reina nº2 de Córdoba, pasando en 1928 a la Banda Municipal de Córdoba, en el puesto de trompa, instrumento en el que se especializó. Bajo las órdenes de Mariano Gómez Camarero, el ilustre galduriense continuó fraguando el impetuoso y ocurrente compositor que llevaba dentro. En su cabeza estaba llegar a ser algún día director de banda civil. Pero por circunstancias que no vienen al caso, tal empresa no pudo alcanzarse y tras su marcha, a principios de los años cuarenta, a Madrid en la Banda Municipal de allí, previo arduo aprendizaje y preparación, consiguió aprobar en 1945 de forma flamante –primera plaza- las oposiciones al cuerpo nacional de directores de bandas militares, músico mayor como así se estiló en el lenguaje militar.
A su regreso a Córdoba para conducir con perfecta diligencia la batuta de la Música del Regimiento de Infantería de Lepanto nº2, Gámez Laserna le tomaría el pulso a la Semana Santa de Córdoba y sus cofradías, escribiendo en 1949 la marcha “Saeta Cordobesa”, modelo y paradigma del resto de su obra, pero también paradigma de la elegancia musical en el concepto formal de marcha. Y como decía, fue en 1957, sustituyendo al frente del Soria 9 a su amigo Juan Vicente Mas Quiles, cuando nuestro añorado compositor sin saberlo en ese momento entraría a formar parte de esa nómina sublime e inolvidable de compositores y directores de bandas que han paseado su talento por las calles de Sevilla.
La ciudad hispalense supo cobijarlo con su habitual desparpajo, gracia y hospitalidad. Durante su etapa como director del Soria 9 no le faltaron los elogios por parte de acreditadas voces, ni el homenaje de los cofrades sevillanos que supieron ver en él a uno de sus más grandes compositores de marchas. Allí, al amparo de aquellos meses de azahar e incienso, d. Pedro consiguió idear una serie de marchas realmente antológicas: “Pasa la Virgen Macarena”, “María Stma. del Subterráneo”, “Ntra. Sra. del Socorro”, “El Cachorro”, “Sevilla Cofradiera”, etc.
Su fallecimiento un 25 de diciembre de 1987 dejó un enorme vacío y con él se fue una parte importante de una generación de oro de la marcha procesional que arrancó en la postguerra. Las paredes de la Basílica todavía hoy nos siguen contando aquellos momentos emotivos que se vivieron cuando el féretro, con los restos mortales de d. Pedro, salió de allí acunado por los sones alegres y gloriosos de su marcha “Pasa la Virgen Macarena”, interpretada por la Banda del Soria 9 con Abel Moreno al frente. Qué bonita metáfora la que perpetuó Gámez Laserna en su lecho de muerte al pedir que le tocara su Banda del Soria 9 precisamente esa marcha, de cariz contrario al hecho en sí. No quiso irse como otros grandes maestros con la música fúnebre, sino despedirse de nosotros con la marcha que le dedicara a la Virgen de sus amores, a María Stma. de la Esperanza Macarena, que desborda efusividad.
Empezamos con Pedro Gamez Laserna, uno de los mejores compositores sin duda, os adjunto un poco de su vida y de sus composiciones.
BIOGRAFIA
Antes de arribar en Sevilla en 1957, Gámez Laserna, d. Pedro, así procede llamarle en razón al rango militar y humano que siempre ostentó, desarrolló una intensa y nada trivial trayectoria como alumno y músico hasta su ingreso en el cuerpo nacional de directores militares. En los años veinte entró a formar parte de la Música del Regimiento de Infantería de la Reina nº2 de Córdoba, pasando en 1928 a la Banda Municipal de Córdoba, en el puesto de trompa, instrumento en el que se especializó. Bajo las órdenes de Mariano Gómez Camarero, el ilustre galduriense continuó fraguando el impetuoso y ocurrente compositor que llevaba dentro. En su cabeza estaba llegar a ser algún día director de banda civil. Pero por circunstancias que no vienen al caso, tal empresa no pudo alcanzarse y tras su marcha, a principios de los años cuarenta, a Madrid en la Banda Municipal de allí, previo arduo aprendizaje y preparación, consiguió aprobar en 1945 de forma flamante –primera plaza- las oposiciones al cuerpo nacional de directores de bandas militares, músico mayor como así se estiló en el lenguaje militar.
A su regreso a Córdoba para conducir con perfecta diligencia la batuta de la Música del Regimiento de Infantería de Lepanto nº2, Gámez Laserna le tomaría el pulso a la Semana Santa de Córdoba y sus cofradías, escribiendo en 1949 la marcha “Saeta Cordobesa”, modelo y paradigma del resto de su obra, pero también paradigma de la elegancia musical en el concepto formal de marcha. Y como decía, fue en 1957, sustituyendo al frente del Soria 9 a su amigo Juan Vicente Mas Quiles, cuando nuestro añorado compositor sin saberlo en ese momento entraría a formar parte de esa nómina sublime e inolvidable de compositores y directores de bandas que han paseado su talento por las calles de Sevilla.
La ciudad hispalense supo cobijarlo con su habitual desparpajo, gracia y hospitalidad. Durante su etapa como director del Soria 9 no le faltaron los elogios por parte de acreditadas voces, ni el homenaje de los cofrades sevillanos que supieron ver en él a uno de sus más grandes compositores de marchas. Allí, al amparo de aquellos meses de azahar e incienso, d. Pedro consiguió idear una serie de marchas realmente antológicas: “Pasa la Virgen Macarena”, “María Stma. del Subterráneo”, “Ntra. Sra. del Socorro”, “El Cachorro”, “Sevilla Cofradiera”, etc.
Su fallecimiento un 25 de diciembre de 1987 dejó un enorme vacío y con él se fue una parte importante de una generación de oro de la marcha procesional que arrancó en la postguerra. Las paredes de la Basílica todavía hoy nos siguen contando aquellos momentos emotivos que se vivieron cuando el féretro, con los restos mortales de d. Pedro, salió de allí acunado por los sones alegres y gloriosos de su marcha “Pasa la Virgen Macarena”, interpretada por la Banda del Soria 9 con Abel Moreno al frente. Qué bonita metáfora la que perpetuó Gámez Laserna en su lecho de muerte al pedir que le tocara su Banda del Soria 9 precisamente esa marcha, de cariz contrario al hecho en sí. No quiso irse como otros grandes maestros con la música fúnebre, sino despedirse de nosotros con la marcha que le dedicara a la Virgen de sus amores, a María Stma. de la Esperanza Macarena, que desborda efusividad.
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